Construyendo comunidades

Gracias a la ayuda de Habitat for Humanity y Kiwanis, una familia inicia una nueva vida en un nuevo hogar.

Un articulo de Curtis Billue | Fotos de Ilene Perlman y Greg Dolan

Cada pared de la casa construida por Julia y Juan Boria fue realizada con la ayuda de Habitat for Humanity (una organización mundial sin fines de lucro que construye viviendas económicas) y la generosidad de extraños. 

Pero no fue un camino fácil encontrar ese pedacito de paraíso en Danvers, Massachusetts.  Julia recorrió un largo camino desde sus orígenes en Puerto Rico, donde víctima de violencia familiar, escapó de su marido abusivo. Con la ayuda de un pariente, Julia y sus tres niños dejaron Puerto Rico y llegaron a New England. 

Posteriormente, ella conoció a Boria. Se casaron y se mudaron a un departamento donde aumentaron su familia. Hoy está compuesta por siete miembros. Después de pasar por diferentes refugios y viviendas temporales, y gracias a Habitat for Humanity de North Shore, ahora son los orgullosos dueños de una casa nueva.

“Nunca me hubiera imaginado que esto pasaría”, dice Julia. “A pesar de haber vivido momentos muy difíciles en mi vida, estoy muy agradecida”.

Hubo una época en que vivieron en la casa de otra persona mientras esperaban un apartamento. El espacio era limitado. Los niños no tenían su espacio ni un lugar que pudieran personalizar”, dice Julia. “Ahora pueden invitar a sus amigos a que vengan a casa y jueguen a las cartas, coman juntos y miren películas en la televisión”.

Uno de los lugares favoritos es el jardín trasero, circundado con una cerca alta y compuesta de tablones de madera herméticamente unidos. Esto es bueno para los Borias porque su hijo de cuatro años que tiene autismo finalmente tiene un lugar seguro para jugar. 

400 horas
Habitat for Humanity requiere que los solicitantes inviertan 400 horas de “equidad de esfuerzo”, es decir, los futuros propietarios invierten su tiempo y trabajo durante la construcción. De acuerdo al sitio Web de Habitat, equidad de esfuerzo no es “una forma de pago, sino una oportunidad de trabajar y comprometerse con voluntarios que donan su tiempo para convertir en realidad el sueño que una familia tiene de ser dueños de una casa”.

Cuando Julia se dio cuenta que había sido elegida para recibir una casa, ella se alegró mucho, pero se sintió nerviosa al mismo tiempo. Julia es madre a tiempo completo y no tiene ninguna experiencia en la construcción, y 400 horas parecían demasiadas horas.  

“Decían que se necesitan todas esas horas de personas trabajando en la casa, y yo estaba preocupada”, dice Julia. Sin embargo, la gente me dijo: “No te preocupes. No te preocupes. Verás como lo lograrás”.

Cuando piensa en éllo, su voz comienza a temblar.

“Cuando vi a todos los voluntarios, comencé a llorar. No lo podía creer”.

Lágrimas de sorpresa y gratitud caían por mis mejillas al ver que todos los días aparecían voluntarios para ayudar”.
“¿Cómo pueden las personas motivarse, motivarse a hacer algo por los demás, algo tan hermoso?”, pregunta Julia.
Kiwanis fue uno de esos grupos de voluntarios durante la construcción.

Listos para servir
Cuando los socios Kiwanis del distrito de New England y Bermuda, Zonas 9 y 12, realizaron una visita conjunta al gobernador, decidieron que, en lugar de una cena tradicional, los 45 socios Kiwanis de 18 clubes se unirían para ayudar en la construcción de la casa de los Boria. Movieron montones de tierra, plantaron, pintaron, limpiaron, colocaron el revestimiento en el exterior de la casa, trabajaron en el cobertizo y construyeron una cerca en el jardín trasero. 

“Para muchos socios Kiwanis ésta fue su primera experiencia con la organización Habitat”, nos cuenta la ex vicegobernadora Gayla Bartlett, la organizadora del evento. “Y se fueron listos para trabajar en una nueva construcción”. 

 El club Kiwanis de Danvers también recaudó USD1.100 para la organización local Habitat for Humanity.

“Trabajar juntos y ver nuestro impacto es tan importante. Un proyecto como este demuestra nuestra misión Kiwanis, cómo podemos marcar una diferencia para los niños y así lograr que el mundo se convierta en un mejor lugar”, dice la ex vicegobernadora Elyse Denorfia.

Julia Boria conoció a varios voluntarios y no recuerda quiénes eran Kiwanis y quiénes no lo eran. Pero Julia tiene un mensaje para todos: “Nunca los había visto antes y no recuerdo sus nombres, pero los valoro como seres humanos a cada uno de ustedes”.

“Cuando se viven experiencias difíciles, uno realmente aprecia y entiende las cosas mejor. Me recuerda un proverbio: “la fuerza hace la unidad”. Juntos podemos hacerlo, se puede marcar una gran diferencia cuando todos se unen para un mismo fin”.

“Mi manera de agradecerles por lo que hicieron por nosotros, por el esfuerzo de sus manos y por su tiempo, sabiendo lo que tomó este proyecto, es cuidando esta casa y respetándola”.

“Este mundo se derrumbaría sin personas como ustedes”, dice Julia. “Gracias. Gracias”.