APRENDIZAJE EN EL SERVICIO 

EN NICARAGUA, LOS KIWANIS SE UNEN CON LA ORGANIZACIÓN “THE GLOBAL UPLIFT PROJECT” Y CONSTRUYEN UNA ESCUELA PARA LOS ESTUDIANTES.  

Artículo escrito por Sarah Waychoff

Los socios Kiwanis de la Zona 44 del distrito de California-Nevada-Hawái, no dudaron en ayudar a la pequeña aldea de La Quebradita (Nicaragua) cuando se enteraron de que sus habitantes utilizaban un contendor de metal como aula. 

La Quebradita es una comunidad muy pobre que está compuesta por 45 familias y 250 habitantes. La gente de allí no tiene acceso a los servicios públicos básicos como agua, electricidad y sanidad. Todas las viviendas están construidas de plástico, lonas, chapas y madera. 

Las clases se dictaban dentro de un caluroso y angosto contenedor de carga repleto de 44 estudiantes aproximadamente. La falta de espacio dificultaba a los estudiantes acceder al material escolar. De hecho, muchos niños dejaron de asistir debido a las terribles condiciones de la infraestructura escolar.  

“Me impactó mucho que no tuvieran agua corriente en La Quebradita, no había grifos para que saliera el agua fresca, ni había inodoros”, cuenta la vicegobernadora Angela Nowlin. “Hace tiempo que teníamos la idea de hacer un proyecto internacional y como nuestro lema es ‘Servir a los niños del mundo’, decidimos hacerlo”.

Robert Freeman, con 13 años como socio del club Kiwanis de Palo Alto en California, contactó a Nowlin y a la Zona 44 con una idea. 

“Robert habló con los clubes y compartió su visión”, recuenta Nowlin. “Los socios entendieron la increíble propuesta y quisieron de inmediato que la Zona 44 realizara el proyecto”. 

La zona se unió con la organización The Global Uplift Project (TGUP), la cuál promueve el altruismo efectivo mediante la construcción de proyectos de pequeña escala y de alto impacto en países subdesarrollados. 

La escuela en La Quebradita costó USD 13.000. TGUP solicita que el pueblo contribuya con el 20% del costo total y que participe en el trabajo físico de construcción de la escuela. Al participar en la construcción y los gastos, los habitantes se unen para ayudar a los niños y construir así una comunidad más sólida. 

Los 14 clubes de la Zona 44, TGUP y los hombres y mujeres de todas las edades trabajaron juntos para crear un mejor lugar de estudios para los niños del pueblo. En cuatro meses, el grupo alcanzó fácilmente su meta financiera y recaudó suficiente dinero para un cuarto con letrinas y para construir un parque de juegos infantiles en las instalaciones. 

“Conmueve e inspira ver a las ancianas cargar piedras, a los niños ayudar, a los hombres y mujeres trabajar juntos”, dice Nowlin. “Esto implica dar una mano a quien más lo necesita, en vez de tan solo un donativo”.

“Nunca me había sentido tan orgullosa de ser Kiwanis. Esto ha sido una experiencia de vida para los niños de La Quebradita, como también para nuestros socios. Ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida hasta ahora”.